Tomarse una siesta, o como se dice en México echar un sueñito, un coyotito o una pestañita, es una muy sana y recomendada costumbre que trae muchos beneficios a nuestra salud.

Sus orígenes se remontan a la época del antiguo Imperio Romano. Se deriva de la hora sexta romana, que corresponde al mediodía, hora central de mayor luz del día y también la más calurosa.  En ese momento, los romanos hacían una pausa en sus actividades cotidianas para descansar y renovar fuerzas para lo que quedaba de jornada.

Fueron tantos los beneficios que desde esa época se observaron al establecer un tiempo de descanso a la mitad del día, que San Benito de Abad, Patrono de Europa, lo estableció como la regla benedictina del descanso, inmortalizada como la siesta.  Es decir, que la costumbre de tomar siesta hasta tiene su Santo Patrón.

En el mundo moderno, dormir la siesta se convirtió en una costumbre extendida a muchos países de todos los continentes. Es un sello de exportación por ejemplo de España. Muchos españoles dicen que es casi un deporte nacional, porque se practica a diario en ese país del Mediterráneo.

La siesta tiene incluso una fecha especial. Desde 1999, se celebra en Estados Unidos el Día Nacional de la Siesta. Cada segundo lunes de Marzo, gracias a la iniciativa del profesor de la Universidad de Boston William Anthony, Ph.D., y su esposa Camille, se  honra a la siesta y su importancia en la salud.

Una práctica tan antigua y celebrada, aporta definitivamente muchos beneficios en nuestra vida diaria. Vamos a tratar de enumerar unos pocos de la larga lista de puntos a favor, tanto físicos y mentales, que una reparadora siesta nos puede dar.

BENEFICIOS DE LA SIESTA

Una buena siesta nos ayuda a eliminar la sensación de somnolencia si no tuvimos un buen descanso nocturno. Funciona en este caso como una segunda oportunidad durante el día de recargar baterías mientras llega la noche.

Luego de una siesta estamos más alerta, mejoramos también nuestra concentración, la capacidad de reacción y la memoria a corto plazo.  Según un estudio realizado por la NASA a sus pilotos, estos se mantuvieron más alerta luego de dormir una siesta de 40 minutos.

Cerrar los ojos y dormir una siesta de 10 minutos, puede ser muy positivo para reducir el stress y la ansiedad. Esa inmersión en el descanso actúa como un “reset” de energías, que nos puede mejorar el ánimo y devolvernos la calma. 

Nuestro corazón y nuestra presión arterial nos agradecerían enormemente que consideráramos incluir una siesta durante el día. El Allegheny College de Pennsylvania (EEUU) hizo un estudio a 85 participantes que fueron sometidos a una jornada mucho stress y luego, tomaron una siesta diaria de entre 45 minutos a 1 hora. ¿El resultado? Disminución sobre el ritmo cardíaco y los niveles presión arterial.

LAS TRES “C” DE LA SIESTA

Cuando tratamos de definir la siesta perfecta, hay tres preguntas fundamentales que hacer para aprovechar al máximo los beneficios de entregarse a los brazos de Morfeo a mitad del día.

¿Cuándo tomar una siesta? Según los expertos la mejor hora para tomar una siesta en adultos es al final de la mañana o al inicio de la tarde, en el rango de 12 a 3. Este horario está aún lejos de la hora de dormir y así no influirá en el sueño nocturno.

¿Cómo hacerlo? En un lugar cómodo, tranquilo, fresco, con poco ruido y luz para que no afecte la calidad del sueño. Algunos prefieren el sillón, otros la cama; pero si nuestro cuerpo nos a gritos tomar una siesta, cualquier lugar es bueno para apoyar la cabeza, cerrar los ojos y descansar.

¿Cuánto tiempo? Tomar una siesta larga de 1 o 2 horas hará que tengas menos sueño a la hora de dormir o que te cueste más tiempo conciliarlo.

Ahora, si tu plan es mantenerte despierto más tiempo de lo normal –o toda la noche- no dudes en tomarte una siesta de hora y media. ¿Y por qué esta medida de 90 minutos? Porque es el tiempo que dura el ciclo normal del sueño. La primera hora es de sueño profundo y la siguiente media hora es de sueño ligero. Así que programa tu reloj para despertar en estos últimos 30 minutos de sueño y lograrás estar alerta.

Como hemos visto, una siesta breve, de unos 10 minutos también tiene su efecto reparador Así que no pienses que es poco tiempo para recargar energías… ¡Échate un sueñito…!

En el caso de la siesta en bebés, pueden repetirse hasta 2 a 3 veces al día, con una duración de 30 minutos hasta 2 horas, para obtener los mismos beneficios de relajación. Los niños en edad preescolar mejoran su concentración, aprendizaje y creatividad cuando toman una siesta a mediodía. ¡Así que a dormir!

AL TRABAJO TAMBIÉN SE VA A DORMIR SIESTA

Lejos de parecer un contrasentido y una práctica poco productiva, poder dormir una siesta en el trabajo, ayuda a elevar la productividad y la concentración a la mitad de la jornada. Muchas empresas en el mundo reconocen el valor reparador de la siesta e incentivan tomarlas para evitar que cabecees frente al compu…

En México, las personas pierden horas de sueño en el tráfico para llegar a sus trabajos. Además, el   45% de los mexicanos padece de trastornos del sueño, según estudios de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Nacional Autónoma de México. 

Ante esta realidad que disminuye significativamente la cantidad y calidad del sueño de los mexicanos, solo el 26% de las empresas tienen programadas en sus actividades laborales la flexibilidad y el bienestar para sus empleados y solo el 13% cuenta con salas de descanso para tomar una siesta, según apunta la empresa consultora Mercer Marsh.

Por los momentos, poder pegar una pestañita a mitad de la jornada laboral es un lujo reservado solo a unos pocos trabajadores en México.

Si bien siempre nos enfocamos a preservar la calidad del sueño nocturno, como hemos visto el sueño diurno que obtenemos a través de una siesta,  también reporta muchos beneficios a nuestra salud física y mental. A pesar que el ser humano es de los pocos animales que duerme una vez al día, dormir la siesta nos mantendrá más activos y felices.